Ex Libris

Insulso.

Desde este blog, en cada crítica gastronómica que hago, la sensación general que se desprende de cada lugar que comento va intensamente condicionada por el precio final de la cuenta. Siempre he pensado, que tanto a mi como a cualquier otro cliente, la relación calidad-precio de un restaurante es la ecuación básica que marca el grado de satisfacción final. El mismo menú en el mismo lugar no causa la misma impresión si su precio fue de 20 o fue de 80. Las expectativas que crea (y que ha de demostrar) un plato que cuesta 30€ no son las mismas que las de uno que cuesta tres veces menos. Esta es la clave principal para que salgas de un restaurante pensando “este lugar lo tengo que recomendar” o “aunque no comí mal, por ese precio no merece la pena”.

En el restaurante que hoy comento la cuestión de su precio va bastante condicionada por el método de reserva. Me explico, comer a la carta con un entrante, un principal y un postre por persona, rondará los 32€ por comensal; y si nos decidiéramos por su menú degustación el precio asciende a los 40€, en ambos casos sin contar la bebida. Pero si optamos por la opción del degustación y reservamos a través de internet (en la propia web del restaurante existe un enlace al efecto) el precio se reduce un 50%

Hace un par de días me llevaron a cenar a Ex Libris, el restaurante del hotel Infantas, situado muy próximo a la Gran Vía madrileña. El local decorado mayoritariamente a base de blancos y negros es cómodo y agradable. Mesas amplias, sillas cómodas y un agradable hilo musical en un espacio para unos cuarenta comensales.

El servicio que prestan en el restaurante es algo descuidado. Los camareros son correctos, amables y en la relación con el cliente bastante agradables; pero les falta ser más disciplinados en su tarea para llegar a ofrecer la adecuada atención a la mesa. En demasiadas ocasiones se encontraba la sala sin personal para atenderlas, y eso que aquella noche no había más de cuatro mesas ocupadas; y a la hora de solicitar la cuenta tuve que esperar un buen rato hasta que alguien apareció para pedirla.

Con respecto a la cocina, ellos se definen como restaurante tradicional con toques de autor. En la carta de otoño-invierno que tienen ahora, ofrecen una docena de entrantes, seis carnes y seis pescados. La verdad que suena muy bien eso de “tradicional con toques de autor”, y es cierto que puede decirse que sí, que presenta platos de base tradicional con algún toque personal; pero también es verdad que suena mejor de lo que sabe. A mi, la cena de la otra noche me resultó bastante insulsa, con unos cuantos platos más bien flojos y otros pocos aceptables… pero nada más. Sinceramente lo mejor de la velada, aparte de la compañía, fue el Tagonius Syrah que nos acompañó desde el comienzo; sabroso, envolvente y equilibrado, redondo y con un punto goloso; una lástima que el menú servido no estuviera a su altura.

Conociendo de antemano el sistema de reservas que utiliza el restaurante y aprovechando el jugoso descuento que ofrecen online, el menú degustación fue la opción elegida para conocer el restaurante. Un menú compuesto por cinco entrantes, un pescado, una carne y dos postres; casi todos ellos platos que también ofrecen en carta, lo que permite al visitante hacerse una idea bastante amplia de la calidad del lugar.

Los cinco entrantes llegaron a la mesa todos a la vez, presentados en una bandejita alargada. Supongo que así es mucho más cómodo su servicio, pero estéticamente no creo que sea lo más apropiado, y sin duda totalmente desaconsejable cuando tres de ellos conviene tomarlos calientes. El surtido de entradas estaba compuesto por: una crema de verduras con confit de pato, algo insulsa; foie mi-cuit empanado de pistacho con mermelada de violeta, el foie correcto y la mermelada original y bastante buena; croqueta de jamón ibérico, con su bechamel cremosa y bien conseguida pero a la que le faltaba sabor a jamón; crujiente de queso brie, bastante sosete; y ensalada de salmón y brotes de soja, también bastante insulsa y a la que le faltaba su adecuado aliño.

El plato de pescado, un lomo de lubina con salsa de almendras y tallarines negros, estaba algo pasado de punto y no demasiado sabroso, plato correcto sin más. Y la carne, carrillera de ibérico estofada al aroma de vainilla con patatas panadera, fue quizás lo que más me gustó de toda la cena, sin entusiasmar, pero sabrosa y bien cocinada. Para finalizar, y como los entrantes también servidos al tiempo, el menú concluye con dos postres: sopa fría de chocolate blanco y tarta de queso; ambos bastante flojitos, insulsos y sin gracia.

Una cena variada, pero sin la calidad que requiere un menú de 40€. Aunque, hilando con lo que decía al principio de mi comentario, si pensamos que el precio pagado ha sido la mitad, en vez de salir del local pensando que te han estafado ¿de verdad cobran ese precio por lo mismo que me sirvieron a mi?, acabas con la sensación de que has cenado un menú aceptable… De todos modos, de insuficiente calidad para paladares exigentes.

Y por último destacar también, una carta de vinos bastante variada en cuanto a su número de D.O., aunque sin demasiadas referencias de cada demarcación, en la que abundan vinos de gama media, y a unos precios bastante aceptables.

En definitiva, la visita al restaurante Ex Libris resultará carísima (relación precio-satisfacción) si no se hace reserva previa, pero aceptable aunque algo anodina si realizas la reserva online; en mi caso la cena salió por 24 euros (vino sin incluir).

UBICACION: Infantas, 29

PUNTUACION:

Ambiente: 6,5
Servicio: 5,5
Comida: 5

PUNTUACION MEDIA: 5,5

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